Todo está entrelazado: una Familia, varios miembros.

miércoles, 6 de enero de 2010

“Es hora de irnos señor Lahel”- dijo André ante la expresión de fascinación de niño que tenía el joven. Se despidieron, André y el muchacho del doctor Drexler, saliendo de la habitación y poco a poco, regresando al punto de inicio, el elevador. Lahel no dijo nada en todo el recorrido, su mente estaba puesta en lo que había visto y las posibilidades que podría tener tal tecnología.
André se iba despidiendo de todos y todas los funcionarios, conforme iban saliendo. Ya en el elevador pequeño, André preguntó:
“¿En que piensa señor Lahel?” el hombre miraba al frente.
El muchacho volviéndolo a ver, dijo:
“¿Don Lucio tiene esta cantidad de poder? O sea, un crucero es como normal, una base submarina, bueno… pero bases subterráneas y esta investigación con nanomáquinas… ¿Qué es lo que quieren lograr con tantas cosas? ¿No era solo luchar contra la mafia normal?”
“Bueno-dijo André con una leve sonrisa- esos son muchos pensamientos, pero vamos por partes. Si, nosotros nos encargamos de luchar con Familias de Mafia normal, tratando de erradicarlas, pero como dijera don Lucio aquella vez, tenemos todo el poder y medios que queramos, lo que pasa es que don Lucio se ha estado cansando de utilizar todo su poder para mantener un balance. Su plan de retiro es hacer algo aún mejor con todo su poder y al mismo tiempo acabar con todo lo que se pueda del crimen. Algo como inclinar la balanza”.
“¿Algo como hacer una guerra final?”-dijo el muchacho un poco preocupado, pensaba que los avances médicos que había visto podrían usarse para fines bélicos.
“No, más bien evitar por siempre una guerra que varias veces las Familias de Mafia han querido hacer para eliminar toda oposición y como reformar el mundo. Los hemos detenido por años”
El muchacho guardó silencio, pensando que ahora toda esa responsabilidad, fuera que Lucio apareciese o no, caería sobre sí mismo. Caminaron hasta el elevador grande, comenzaron a subir, salieron, y ya en la sala de la casa de Lucio, el atardecer iluminaba el vitral enorme.
“Creo que entonces debo irme gracias por el ‘paseo’, estuvo muy interesante”-dijo Lahel.
Antes que el joven comenzara siquiera a irse, André dijo:
“Señor Lahel, ¿sabe por qué le mostré el Valhalla?”
“Si, -dijo el muchacho con bastante confianza- porque soy el sucesor de don Lucio, y si me escogió fue para que siguiera lo que él ha tratado de lograr, o algo así ¿verdad?”
André lo miró complacido, asintió con la cabeza y agregó:
“Que le vaya bien, au revoir, señor Lahel”.
“Chao André” Se dio la vuelta y se fue. André ya le había abierto el portón, solo le restó devolverse hacia su nueva casa.
Transcurrió el tiempo, la Navidad, el año nuevo, sus respectivas cenas… André de cuando en cuando a parecía, también visitaban a sus parientes. Los otros miembros de la familia de Lahel, sus abuelos, tíos y primos se sorprendían de la nueva casa; el muchacho se entretenía saliendo con sus amigos y en un momento sorprendiéndolos también con su nueva residencia; realizaba sus pasatiempos, pasaba el tiempo con sus hermanos; plantando en el jardín, etc, etc…
Lucio le parecía ahora casi como una memoria, pero al menos no había tenido que tomar responsabilidades, solo pasaba el tiempo un día a la vez, por el momento. Temía de cuando en cuando su nombramiento.
Llegó el 2 de enero, domingo, un nuevo año había comenzado hace un día, y todo era igual, con la diferencia que ahora tenía una nueva casa. Se vistió con un pantalón negro y una camisa formal blanca de manga larga, parecía que Lucio le había ‘pegado la maña’ de vestir elegante, aunque esto nunca fue muy diferente a como vestía antes de conocer al hombre. El día transcurrió normalmente, habían ido al oficio religioso el día anterior. Ayudó en la casa como de costumbre, su papá de su mal humor normal, sus hermanos tranquilos, aunque peleando de cuando en cuando por alguna cosa, y su madre, sin algún cambio particular.
En su cuarto, luego del almuerzo, se recostó. Escuchando un extraño sonido, se incorporó, era como un sonido de computadora, algo como una alarma, pero muy leve.
El sonido parecía venir de entre su armario. Se acercó, percibiendo de forma cada vez más audible el sonido. Entre su ropa, cuidadosamente colgada por su madre, comenzó a palpar la pared, esta estaba hecha de mosaicos del mismo color de la madera del armario. Unos instantes luego de estar en ello, un sonido como un mecanismo metálico se escuchó. Una porción de la pared se deslizó hacia un lado dejando al descubierto un pequeño espacio en el que estaban una silla y un mueble con una computadora y un monitor muy grande.
El monitor estaba apagado y el sonido parecía venir del teclado; una pequeña luz roja a la par de un botón del teclado parpadeaba al compás del sonido. Al momento en que el joven presionó el botón, se encendió el monitor y la imagen de una mujer apareció, parecía de aquellas personas de la sala de computadoras de Valhalla, esto por su uniforme:
“Señor Lahel, el señor André ha pedido su presencia hoy a las 5 en punto en Valhalla”
El muchacho estaba sumamente extrañado de tal artefacto. Se decía a si mismo cómo era posible que Lucio pensara este tipo de dispositivos, por un momento se sintió harto de las ocurrencias del hombre, y el hecho de que cada cosa parecía pensada como en un juego de video ‘RPG’:
“S, si, entiendo, ahí llegaré”
“Bien, informaremos ahora al señor André, el ha insistido en que se presente puntualmente, que tenga un buen día, fin de la comunicación”
Antes de que Lahel pudiera decir una solo palabra, la ventana de comunicación se cerró, lo que quedaba era un fondo de pantalla del símbolo de la Familia, con algunas aplicaciones, que el joven no quiso revisar por el momento. De hecho le parecía muy raro, sentía que ahora lo nombrarían el ‘Don’, por la cantidad de tiempo que había pasado desde la desaparición de Lucio.
Cerró la puerta del pequeño cuarto deslizándola. Lo que ahora embargaba su mente era cómo era posible que Lucio hubiera podido construir algo tan enorme Valhalla, se recostó otra vez, mirando hacia el techo, blanco como toda la casa. Tal vez habría metido la maquinaria por alguna parte cercana al complejo, o quién sabe, la verdad aún seguía un poco indignado de que tanto aparato y tontera que Lucio imaginara fueran ahora parte de su vida, cerró los ojos, un rato.
Más entrada la tarde, y sin decir mucho a sus familiares, mientras ellos decidieron ir a visitar a los abuelos, el les comentó que no iría por un compromiso con unos amigos, esto porque pensaba que un domingo, el decir que tenía algo del trabajo era completamente inapropiado, más con su irritable padre ahí, prefirió otra coartada.
Calculó el tiempo para llegar en punto, salió de su casa despidiéndose del guarda, caminó hasta llegar hasta donde Lucio, pidió que le abrieran, y aunque los portones se activaron, no había nadie dentro de la casa, una vez que entró. Siguió entonces el mismo procedimiento que André le enseñara, movió el libro, caminó al salón con los pilares, puso su mano en el mismo, sintiendo el piquete otra vez, bajando por las escaleras, a su vez bajando por el elevador grande, luego por el pequeño, y al fin llegando al jardín.
Un hombre de apariencia bastante joven con un traje muy extraño, algo militar, pero en vez del saco tradicional, parecía una gabardina-saco; le esperaba en la parte de sala de cómputo:
“Señor Lahel, es un placer, por favor, acompáñeme al auditorio”-le saludó poniendo su mano derecha en el pecho; hablaba en perfecto español, y era de rasgos eran caucásicos.
El muchacho asintió con la cabeza. El hombre se dio la vuelta y el joven le siguió de cerca.
Abordaron otro mini auto como el de días anteriores, pero esta vez se dirigieron a la zona residencial al norte del complejo. El umbral parecía el de la zona de Investigación, pero tenía también tres entradas hacia abajo en el centro y lados del umbral. Curiosamente parecía no haber nadie en todo el complejo.
Ambos se bajaron del transporte, bajaron por las escaleras hasta una sala de proporciones enormes y llena de columnas que soportaban el techo de las residencias en sí, pero sin nadie ahí, aunque se escuchaban murmullos por todas partes. Los candelabros eléctricos del área iluminaban bastante, dejando ver los detalles del mosaico del piso y el diseño de las paredes que parecían de roca sólida.
Caminaron hasta una de las puertas de madera más al centro y al fondo de aquella área. El hombre le abrió la puerta y le indicó que pasara. Caminaron por el espacio sumamente oscuro en medio del área, con personas a ambos lados, parecían ser unas cien a cada lado; hasta lo que parecía un placo semejante al de los teatros, viendo hacia la entrada, Lahel se subió en el palco y quien le acompañaba se retiró. El palco tenía 3 sillas y en la de la izquierda estaba André que levantándose dijo:
“Señor Lahel, justo a tiempo. Por favor tome asiento”-indicando el del centro.
André dijo algo en voz baja, dirigiéndose hacia el frente, el palco comenzó a elevarse unos 5 metros, y un reflector iluminó a André aún de pie. A los lados del palco y al frente del mismo, se encendieron dos pantallas gigantes, y la luz de las pantallas dejó ver aún más personas sentadas en la parte del suelo del auditorio y otras en 3 pisos de palcos en forma de media luna en torno al centro del lugar, el palco donde estaban el joven y André, y en medio de estos palcos la pantalla al frente de este palco principal.
En todas las pantallas se proyectaba la imagen de André y Lahel en el palco.
“Buenas tardes a todos, tenemos el placer de contar con la presencia de Lahel Speroza, sucesor oficial de Don Lucio”. Lahel sonreía apenado, mientras todos aplaudían. Conforme los aplausos se fueron atenuando, el nerviosismo del joven creció desmedidamente, sentía un leve temblor por todo su cuerpo. ¿Sería posible que fuera a ser nombrado ‘Don’?
“Los hemos citado a todos y al resto de los 12 en esta tele-conferencia, pues tenemos noticias de don Lucio.”
El silencio de todos fue patente. Parecía que los 12 desde sus respectivas residencias alrededor del mundo y sus hombres, miraban también esta transmisión. El muchacho no lo podía creer, al fin se sabía algo de Lucio. ¿Estaría vivo luego de aquel incidente desastroso?
André prosiguió con seriedad:
“Lamentablemente el barco del incidente con la Familia Gabrielli fue completamente destrozado, y no se encontraron sobrevivientes, ni cuerpos de las personas en el barco -estas noticias parecían más desalentadoras cada vez- Desconocemos el paradero de don Lucio, pero esta transmisión fue enviada a la base de datos del Elysium a las 0 horas del día de ayer, por favor proyéctenla”
El joven miraba atento la pantalla del frente, y así todos y todas las personas presentes.
Otra vez André dijo algo y la imagen de Lucio, con un cielo azul, playa y mar de fondo, fueron proyectados en la pantalla:
“Saludos a todos y todas- Lucio se veía un poco descuidado, con un poco de barba pero con ropa en perfecto estado- si reciben esta transmisión, deseo que reúnan a los 12 y a todos y todas los miembros de nuestra Famiglia y se las muestren al mismo tiempo. Quiero que sepan que estoy bien, no puedo revelar mi ubicación por ahora, pero sepan que la Familia Gabrielli está buscando la forma de acabar con nosotros, no sé cuándo ni cómo atacaran.
Con el incidente de los días pasados, donde pareció que morí, espero haber creado la imagen de que la Familia había recibido un golpe directo matándome, pero como ven estoy bien y también toda la tripulación.-Lucio reía en su grabación- A mis queridos 12, por favor pónganse en alerta máxima, junto con toda nuestra fuerza militar, e influencias militares y políticas; a nuestros investigadores y colaboradores en general, por favor trabajen tranquilamente, pero necesito su colaboración con nuestra milicia., Gracias a todos y todas por su trabajo y por continuar con este sueño de tratar de hacer un mundo mejor con los medios que se nos han dado a través de esta Familia nuestra. ¡Ciao a todos y nos veremos pronto!” La grabación terminó. La imagen de André fue restablecida, ante el silencio de todos y el asombro del muchacho:
“Bueno, gracias a todos y todas por su presencia, por favor regresen a sus quehaceres y nosotros los 12 les pido nos reunamos hoy dentro de una hora para realizar planes de emergencia en respuesta a esta situación. Debemos mantener la calma y nuestra unión como Familia, según el deseo de don Lucio”. Las luces fuertes se encendieron y la gente comenzó a salir por diferentes puertas, de aquel auditorio. Mientras el palco descendía, André le confirmó al joven que los otros 12 miraban la transmisión y le pidió se reuniera con ellos, mientras tanto se quedara con él en Valhalla.
“¿Por qué mostrar la transmisión a todas esas personas?-preguntó el joven luego de acceder a la propuesta de André-muchos ni siquiera son militares.”
André se puso un poco serio: “Cuando le traje al área de investigación la situación se había calmado un poco, pero al principio, la noticia de la supuesta ‘muerte’ de don Lucio creó un caos enorme al informar al Elysium de nuestra ubicación luego del ataque, pues todos temían por sus vidas, ya que nos derrotaron tan fácilmente y la idea de que hubieran matado a nuestro líder hizo casi imposible mantener la paz, es como si mataran al presidente del país- reía un poco- pero a grandes esfuerzos de nosotros los 12, mantuvimos un poco la paz. De hecho Suzu regresó a Japón para mantener en paz nuestras relaciones con aliados de ese país, y así por todo el mundo. Ahora con don Lucio comunicándose, esperamos que la esperanza renovada retorne la paz.”
Ello tenía sentido. Entre más grande es un imperio, más peso tiene la cabeza en organizar al cuerpo, al menos eso pensaba Lahel, y recordaba una frase que sus hermanos y el solían decir cuando jugaban contra un jefe en un video juego: ‘mata a la cabeza y matarás al cuerpo’.
Ahora lo que habría de venir, fuera lo que fuera, requería que el diera su opinión, después de todo el mismo y su familia eran blanco directo de Alfonso.

(Ahora si, Primer Post Oficial del 2010!!; CONTINUARÁ)

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