Tiempos de crisis: lo bueno mejora, lo malo empeora

miércoles, 30 de septiembre de 2009

El joven solo miraba estupefacto a Suzu.
Esta, levantándose de su asiento, dijo amablemente:
“¡Hola! Soy Suzu Yoshinori, mucho gusto”- sonría y parecía ser completamente otra persona, de hecho tenía puesto hasta un vestido verde oscuro; muy diferente a su aspecto intimidante de días anteriores. A pesar de su acento extranjero, hablaba muy fluidamente.
“Mucho gusto”-respondió Lahel sin ganas de hacerlo. Mirando a su madre prosiguió: “Voy a dejar el maletín en mi cuarto, ya vengo”
Subió rápidamente a dejar las cosas a su cuarto, mientras en su mente pensaba el por qué de la aparición de Suzu en su casa. Sospechaba que tal vez algo malo estaba pasando. Ni siquiera se percató de la presencia de sus hermanos, por estar dándole vueltas al asunto.
Bajó nuevamente luego de dejar su maletín tirado en el piso de su cuarto.
Volvió a la sala y se sentó al lado de su madre, en el sillón en el que ella estuviera sentada, uno frente a ese en el que estaba sentada Suzu.
Aún su madre hablaba con la joven. El muchacho, como forma de indagar qué era lo que estaba pasando preguntó cómo se habían conocido.
Entre su mamá y la muchacha le explicaron que se conocieron en un curso que estaba dando la madre de Lahel de maestría en la universidad, y a Suzu la habían transferido como una evaluadora del curso, una forma de validarlo en el extranjero; esto a pesar de que en un momento Suzu afirmó tener solo 24 años. Este hecho le causó un poco de molestia a Lahel que ya con casi la misma edad, aunque Suzu era mayor; aún no estaba cerca de terminar su carrera. Estaría solo unos días en los apartamentos cercanos a la casa del joven por mientras se le conseguía una casa en otro lugar.
Lahel sentía en el fondo que todo era un plan de Lucio para algún fin; como siempre, todo parecía planeado con todo el detalle posible.
La madre del joven se levantó luego de aquella historia y dijo:
“Voy a ir un momento a comprar algo para la comida, por favor atendé a Suzu mientras vengo”
El muchacho asintió con la cabeza. No pudo esperar más que a escuchar que su madre había encendido el auto para comenzar a interrogar a Suzu.
“¿Por qué estás aquí? ¿Por qué te metiste en el curso de la U? ¿Con qué propósito? ¡Yo no quería que te metieras con mi familia!” Suzu solo le miraba algo seria, diferente a la expresión que tenía cuando estaba dialogando con su madre. La luz del atardecer se mezclaba por unos ventanales de aquella sala.
Lahel se había agitado un poco. La joven respondió con vos muy baja y sumamente clamada, a pesar de tener un tono igualmente serio:
“Lo siento, no fue mi intención. Yo solo sigo las órdenes de don Lucio.”
“¡¿Y para qué quiere Lucio que te metás con mi familia?!”-respondió alzando la voz.
Recordó súbitamente que sus hermanos se encontraban en la casa, por lo que comenzó a hablar en voz baja:
“¿Qué objetivo tiene esto que están haciendo?”
Suzu suspiró lentamente:
“El problema es este: Hace 7 años Lucio, Alfonso el primo de don Lucio tuvo un problema con este porque estaba cansado de tener que pertenecer a una Familia con reglas y quería que en vez de tratar de “jugar de buenos”, usaran todo el poder e influencias que tenían para hacer una guerra para unificar a todas las demás Familias del mundo y poco a poco convertirse en la más poderosa; además propuso invertir en negocios ilícitos a gran escala para conseguir recursos para tales fines.” A Lahel le parecía un poco interesante la historia hasta este punto, pero no quería saberla en realidad. Uno de sus hermanos, el menor, pasó un momento por en frente de la sala, fue a la cocina, que quedaba a un lado de la misma. Parecía que ya había saludado a Suzu por que no dijo nada; tomó un jugo de la refrigeradora y se devolvió a su cuarto.
Suzu prosiguió: “Por supuesto, don Lucio se opuso rotundamente y en unos meses, su primo reunió a todos sus subordinados y otras personas dentro de la Familia que lo ayudaron a tratar de tomar el mando atrapando a don Lucio, pues su primo no quería matarlo de ser posible. En ese tiempo, en que los desertores hicieron su intento de derrocar a don Lucio, el estaba en alguna parte de la Antártida, por lo que no se llegó a saber nada del enfrentamiento; aunque fue de una magnitud enorme y duró alrededor de tres días.
Por supuesto, don Lucio ganó la “Guerra”, pero muchos de los aliados y el mismo Alfonso se retiraron al exilio y no se volvió a saber de ellos hasta ahora…-Lahel ya estaba sospechando lo que seguiría, pero no pasó de suspirar y recostarse en el respaldar del sillón- Hace alrededor de 4 días, don Lucio recibió informes de rumores en ciertos lugares que Alfonso había logrado saber de su nombramiento oficial como sucesor de la Familia, y parece que no está nada contento por ello y quiere deshacerse de usted, por que ni siquiera es hijo o familiar de don Lucio, y no quiere que a un joven le den el puesto que quiere para el. Por esto mismo, don Lucio quiere asegurarse de protegerlo lo mejor posible a usted y a toda su familia; por eso mismo prefirió implementar ciertas medidas que había pensado”
El joven estaba un poco nervioso, aunque no sabía muy bien qué pensar o sentir.
“Entonces ¿cuando va a atacar?, o ¿cómo nos va a proteger Lucio si atacan la casa directamente?”-dijo Lahel frustrado, pues estas últimas palabras le habían recordado el sueño que le había mortificado unos días antes; no solo era el miedo a lo que podría pasar, sino también el miedo a si mismo.
La joven miró hacia un lado, a una mesita con un mantel blanco que estaba a su izquierda. Había sobre ella un vaso medio vacío un algún refresco.
“Don Lucio está haciendo un esfuerzo enorme para intentar localizar a su primo o descubrir los movimientos que ha estado haciendo, por que hay sospechas de que ha obtenido algunos recursos nuevos desde la vez anterior.”
“¿Y entonces?”-replicó el muchacho.
“Mañana se van a anunciar unos ganadores de un premio para cuatro personas de cuatro días en un hotel de lujo, que resulta ser de la Familia, por lo que don Lucio pretende hacer que su familia gane el premio, y tengamos libertad de movimiento para prepararnos para todo sin estar pensando en civiles, usted no va poder ir por supuesto, por que tiene un ‘examen’, y sus hermanos no van a tener problema en ir por que solo tiene que perder un día de clases ya que el lunes siguiente es feriado.”
‘Solo yo me tengo que quedar para arriesgar mi vida mientras ellos se van a vacacionar…’-pensaba Lahel, sabiendo muy en el fondo que era algo necesario, para dar la cara por lo que había aceptado para su vida hace tan poco tiempo.
Suzu prosiguió: “Y en esta semana lo tengo que convertir en alguien que se pueda defender solo, por eso don Lucio consiguió para mi una casa aquí cerca, razón por la cual me pude hacer rápidamente amiga de su madre y por eso cuando el lo llamó- hacía referencia a Lucio- le dijo que había solucionado la situación de sus lecciones de esgrima”
“Di me parece algo bueno, pero ¿qué pasa si el primo de don Lucio se apresura y actúa antes de tiempo? ¿O si mas bien actúa luego de que mi familia haya vuelto?”
La joven suspiró otra vez : “ La idea de don Lucio es mantener un perfil bajo por ahora y en esos días, cuando su familia se haya ido, soltar algo de información, como que van a hacerle algo a usted, alguna celebración o algo así y permitir que los enemigos se enteren para que actúen en esas fechas. Casi no hay riesgo según el plan de don Lucio, después de todo es su primo y sabe más o menos bien cómo reaccionará. En cualquier caso el plan de contingencia de don Lucio es darle a su familia una casa nueva”
“¡¿Qué?! ¿Y qué tipo de casa?...”-dijo el muchacho sobresaltado.
“Por supuesto a una mas grande y con seguridad las 24 horas”
Esto eran cosas que el había deseado desde siempre: esgrima, casa nueva… pero no de esta manera, como teniendo que preocuparse día y noche por lo que podría pasar.
Suzu terminó diciendo: “Llene esta fórmula de participación, para el premio del viaje y cualquier cosa se la regaló don Lucio, por su arduo trabajo. Además necesitamos que le diga a su familia de su trabajo de “idiomas”, el que el mismo le sugirió decir para seguir este plan; diga que es de tutoría, con uno hombre muy rico que está tan complacido que les quiere hacer una propuesta como condición laboral suya y por supuesto don Lucio quisiera que elija un día para ir con alguno de sus padres a hablar con el para explicarles la situación, don André pasará por usted pero tiene que mandarle un mensaje de confirmación.”
‘Esto se está poniendo feo’-pensaba el joven mientras llenaba los formularios con los datos de su madre; sabía que tendría que hacer caso a las exhortaciones (pues sugerencias no eran) de Lucio, con tal de proteger a su familia a cualquier costo.
Apenas hubo terminado su conversación y el muchacho terminado de llenar en el formulario, su madre volvió con el auto y lo metió en el garaje. Entró a la casa por la entrada del patio trasero por la que había salido originalmente y traía consigo algunas cosas para terminar de preparar la cena.
Los dos jóvenes las recibieron con una sonrisa, la de Lahel un poco fingida, pero sabía cómo esconder sus sentimientos. Suzu guardó los documentos.
La madre de Lahel sirvió la comida con ayuda de los dos jóvenes, parecía que lejos de su “relación” profesional, Suzu era muy dulce; el muchacho se confundió un poco pensando en si sería solo una actuación o esa era la verdadera Suzu.
Al cabo de unos instantes, ya al ser el comienzo de la noche, los hermanos de Lahel ayudaron a cerrar las cortinas y prender las luces mientras se terminaba de servir la cena. Se sentaron a la mesa y comieron juntos. Por alguna razón la muchacha le había agradado mucho a la madre del joven, y en la mesa comenzaron a hablar como si fueran amigas de hace ya un tiempo. Comentaban y hacían una que otra broma que Lahel reía con cierto recelo.
Al fin de la cena, un buen rato después de iniciada, la joven se retiró a su casa, despidiéndose de todos muy amablemente, y dándole a Lahel una leve mirada de complicidad, salió por la puerta principal a su hogar provisional.
Ya una vez que ella se había ido, el muchacho llamó a su madre a sentarse con el un momento en la mesa. Su padre aún no había llegado.
“Mamá, tengo algo que decirte.-su madre lo miraba extrañada- hace unos días vi un anuncio en el periódico de que necesitaban un tutor de idiomas, y di pues yo fui, y si me aceptaron, por eso he estado llegando tarde, pero el señor quisiera hablar con ustedes por que tiene una propuesta que hacerles, para mejorar mis condiciones de trabajo, entonces no se si mañana tenés tiempo para ir a hablar con el señor.”
“¿Y como se llama el señor y donde vive? Porque podrías ir en la mañana que no tenés que ir a clases.”
Al joven le preocupaba ver que su madre no sospechara nada, pensaba que podría ser por la confianza que le tenía al muchacho que no sospechaba nada malo.
“Se llama Lucio y vive en un lugar cerca de la Universidad, es un señor con mucho dinero, pero me dijo que el chofer de el nos viene a recoger, solo tengo que avisarle a qué hora”
“Pero parece que le tenés mucha confianza al señor ese”-su madre tenía una sonrisa un poco desconfiada ahora.
“Pues-dijo el joven un poco ansioso-pues sí ya varias veces me han venido a dejar, pero no quería decirles nada por que no sabía si iba a seguir en el trabajo”- Lahel recordó su trago amargo en el laberinto, la semana pasada, pero cubrió este pensamiento con una sonrisa nerviosa.
“Diay vamos entonces, digamos como a las 10 para haber terminado con los quehaceres de la casa, pero no le digamos nada a tu papá por ahora”
“Está bien” El joven estaba un poco ansioso por todas las medidas que tendrían que tomar desde ahora y no sabía cómo reaccionaría su familia.
El muchacho se fue para su cuarto, ahora oscuro por la densa noche de ese día que había parecido de verano. Se escuchó como el sonido de la puerta principal abrirse, era su padre, su voz lo delataba. Sin dar a esto mucha importancia, encendió la luz y se acostó un rato sobre su cama para leer algunos textos de la universidad, pero su mente se hallaba perdida en sus predicciones del día por venir y pensar que todo se le estaba haciendo más duro.
Mandó un mensaje por el celular al número de Lucio diciendo la hora que había acordado con su madre, y recibió una respuesta con un simple ‘Ok!’.
Luego de algunas horas, se alistó para dormir, mientras se miraba en el espejo del baño, se veía un mejor semblante, el no ceder frente a las cosas negativas le hacía bien, pero aún así se preocupaba por lo que vendría. En fin, todo el rato pasó fuera o más bien dentro de sí.
Se fue a dormir temprano como acostumbraba y como solía pasar no soñó con nada.
La luz de otro día le despertaba; se sentía optimista, esperando a ver qué sería de aquel día.
Bajó del segundo piso, fue a buscar a su madre que como de costumbre estaba en la cocina, terminando de limpiar algunas cosas del desayuno. Su padre ya se había ido, y sus hermanos también.
Desayunó, se bañó, ayudó a su madre con las cosas de la casa, así pasó el tiempo.
La hora había llegado, y André ya estaba al frente de la casa con el auto, esperando junto a la puerta para abrírsela a Lahel y a su madre. Salieron el muchacho y su madre, cerraron los portones detrás de ellos.
El joven saludó a André y le presentó a su madre; con un creciente sentimiento de ansiedad por aquel encuentro.
Al montarse, el hombre comenzó a manejar y Lahel hablaba con su madre describiéndole un poco el lugar al que irían.
¿Cómo reaccionaría su madre al ver el lugar? ¿O al ver a Lucio? ¿Pasaría algo anormal?
Solo le restaba esperar.

(CONTINUARÁ)

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